Mi primera premisa al empezar el proyecto fue aprovechar
el paseo del parque colindante y continuarlo a través de la cubierta del
edificio, dotando a la ciudad tanto un espacio cerrado que albergaría el
programa, como un espacio abierto y verde que une las distintas cotas.
Al estudiar la zona se observa un claro eje vegetal que
confluye en nuestra zona a actuar y continua a una cota más elevada por otra
calle.
De las posibles ideas nos quedamos con la última, ya que
pierde la referencia cota cero, posee una sensibilidad a lo dinámico, abierto,
sencillo y complejo.
La propuesta se entiende como una gran calle pública replegada en sí misma, pero también una rampa vegetal que se eleva con una inclinación del 6 % , un volumen continuo que se acurrucaría en el emplazamiento enroscándos y enrollándose en el y sobre el, siendo un nudo de una misma trayectoria espacial que conecta ambos lados de la calle.
La generación surge del pliegue, repliegue, despliegue, apilamiento y por último, enlace por bucle o lazo.
Su concepción “ahuecada” de patios horizontales y verticales planteados como trozos de paisajes absorbidos en forma de serpentina, favorecería un continuo vaivén entre y hacia suelos exteriores e interiores, multiplicando, así la presencia de una luz natural recortada.
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